viernes, 29 de junio de 2012

Informe académico 10


Tranvías Balvanera

                                                                                                Nelly Duarte

Te acordás hermano, qué tiempos aquellos… rememora el tango, tiempos de tranvías, eran otros tiempos…
Qué lejanos están los tiempos en que usábamos tranvías, quizás mayores espacios e inferiores velocidades, sin televisión, ni computadora, tiempos en los que podíamos dormir la siesta, de vecinos sentados a horcajadas en silla de e paja, en la puerta de casas chatas, en calurosas noches de verano. Era otra  Buenos Aires, era otra Balvanera, época de prolongados silencios, apenas interrumpidos por los chirridos quejumbrosos de las metálicas ruedas del “tranway” que producían en las curvas, que casi durante cien años transitaron sobre sus paralelas de acero por las callecitas porteñas.

Hasta después de Caseros no había en Buenos Aires más transporte que la carreta, el caballo o el coche  plaza, victoria o mateo, como lo bautizaron los porteños, partiendo del personaje del sainete. Recién en 1857 se funda el Ferrocarril Oeste, que partía de la estación  Parque, hoy Plaza Lavalle.

Hacia fines de 1868 comienza a circular el primer tranvía por nuestra ciudad, eran como máquinas infernales arrastradas por dos humildes caballos, para aquella época era el vértigo de la velocidad.
Cuentan que un diario de la época aconsejaba mandar una ambulancia para recoger los muertos y heridos…. Toda una, grotesca sugerencia, pero, sin embargo, para preservar la integridad de los tranquilos habitantes, se resuelve mandar a unos treinta o cuarenta metros por delante del peligroso vehículo, un empleado a caballo o corriendo, soplando una estridente corneta antes de llegra a las esquinas, era llamado el postillón o cornetero
Los primeros tranvías eran o la típica cucaracha, cerrada para el invierno y la jardinera, abierta en el  verano, con cortinas para repararse del sol.

Los pasajes los cobraba el guarda,
Nota pintoresca reflejada en tango de la época, como el “Milonga del Mayoral” de C. Castillo y Troilo, “El Cornetín del tranvía” de Tagini y Arolas y “Cornetín” de H. Manzi, entre otros.

El primer tranvía que atravesó Balvanera fue en Noviembre de 1871, el Tranways Argentino de don Mariano Billinghurst, descendiente de Roberto, que le dio el nombre a la calle que hoy conocemos, Segundas Bollini en aquella época. Roberto  fue el primer extranjero honrado en 1811 con la naturalización argentina. Partía de Plaza Victoria, hoy de Mayo y terminaba en San José de Flores.

La inauguración fue apoteósica fiesta entre principesca y pueblerina, con una caravana de más de treinta tranvías, banda de música y banderas, contando con la presencia del entonces Presidente Domingo Faustino Sarmiento

Contaba con una estación en la avenida Rivadavia, entre la antes citada Segunda Bollini (Billinghurst) y Sadi Carnot (hoy Mario Bravo), con salida por Piedad (hoy Bartolomé Mitre), donde se levanta, donde se levanta el Colegio Nacional Mariano Moreno.

La otra importante compañía de tranvías pertenece a Federico Lacroze, quien inaugura el Servicio de Pompas Fúnebres en Tranvía, que partía de Centro América (hoy Pueyrredón ) y Corrientes, hasta el Cementerio de la Chacarita; en el primer coche iba el difundo y en otro los afligidos deudos, en un viaje por descampado hasta el Cementerio.
Los hermanos Lacroze Federico Lacroze 1836 y  Julio Lacroze 1838, fueron  otros empresarios de tranvías, inauguraron el tranvía a caballo desde la Casa de Gobierno hasta Plaza Once
Julio estudió Ingeniería en Francia, al regreso planteó al Gral. Mitre la novedosa solución de los tranvías. En 1862 obtiene de la Municipalidad la concesión para implantar en la ciudad los primeros coches arrastrados por caballos. Comenzaron a circular en 1870 desde Retiro a Plaza Once de Septiembre, por Cangallo a la ida y por Piedad (Mitre) al regreso, así estaba concertado con el Colegio San José, para los alumnos.

Según el censo de 1887 la ciudad contaba con 443 mil habitantes, incluyendo los recientes incorporados barrios de Flores y Belgrano, contando con 149 kilómetros de vías, 227 coches arrastrados por 3797 caballos, transportando en el año más de 36 millones de pasajeros.

También en 1869 los hermanos Méndez obtienen en concesión una tercera línea, que va desde Veinticinco de Mayo y Cuyo (hoy Sarmiento), hasta Centro América, cerca del Ferrocarril Oeste..Con muy modestos recursos la cenicienta  de las líneas, disponía tan sólo de una vía para ir y otra para regresar y sólo dos coches. Para mayor economía eliminan el guarda e instalan una alcancía para recaudar el dinero de los pasajes, amargo fue el despertar, cuando en las alcancías aparecieron chapitas, botones, discos de lata, puchos, y muy de tarde en tarde una moneda de curso legal, cuanto más económico hubiera resultado el guarda…

Con la parición de los inspectores para controlar los pasajes, se produjeron cuantiosos entredichos con el pasajero que en muchos casos, mirándolo de arriba abajo lo rechazaban con un “no se me dá la gana”, como recuerda Borges… “la presencia del inspector implicaba desconfianza sobre el pasajero” y no faltó un compadrito que introduciéndose el boleto en en la parte más íntima de la indumentaria masculina, desafiaba  al inspector para que se animara a sacarlo de allí, así se sucedían peleas que obligaban a la detención del tranvía y hasta la intervención policial.

Paulatinamente hacia fines del siglo XIX fueron desapareciendo los pintorescos tranvías a caballo, para dar paso a los tranvías eléctricos, pero eso es motivo de otro tango

Fuente Los Tranvías de Buenos Aires Gonzalo Podestá Aquilino

Revista Todo es Historia Nº 18  1968


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