Tranvías Balvanera
Nelly Duarte
Te acordás hermano, qué tiempos
aquellos… rememora el tango, tiempos de tranvías, eran otros tiempos…
Qué lejanos están los tiempos en
que usábamos tranvías, quizás mayores espacios e inferiores velocidades, sin
televisión, ni computadora, tiempos en los que podíamos dormir la siesta, de
vecinos sentados a horcajadas en silla de e paja, en la puerta de casas chatas,
en calurosas noches de verano. Era otra
Buenos Aires, era otra Balvanera,
época de prolongados silencios, apenas interrumpidos por los chirridos
quejumbrosos de las metálicas ruedas del “tranway” que producían en las curvas,
que casi durante cien años transitaron sobre sus paralelas de acero por las
callecitas porteñas.
Hasta después de Caseros no había
en Buenos Aires más transporte que la carreta, el caballo o el coche plaza, victoria o mateo, como lo bautizaron
los porteños, partiendo del personaje del sainete. Recién en 1857 se funda el
Ferrocarril Oeste, que partía de la estación
Parque, hoy Plaza Lavalle.
Hacia fines de 1868 comienza a
circular el primer tranvía por nuestra ciudad, eran como máquinas infernales
arrastradas por dos humildes caballos, para aquella época era el vértigo de la
velocidad.
Cuentan que un diario de la época
aconsejaba mandar una ambulancia para recoger los muertos y heridos…. Toda una,
grotesca sugerencia, pero, sin embargo, para preservar la integridad de los
tranquilos habitantes, se resuelve mandar a unos treinta o cuarenta metros por
delante del peligroso vehículo, un empleado a caballo o corriendo, soplando una
estridente corneta antes de llegra a las esquinas, era llamado el postillón o
cornetero
Los primeros tranvías eran o la
típica cucaracha, cerrada para el invierno y la jardinera, abierta en el verano, con cortinas para repararse del sol.
Los pasajes los cobraba el
guarda,
Nota pintoresca reflejada en
tango de la época, como el “Milonga del Mayoral” de C. Castillo y Troilo, “El
Cornetín del tranvía” de Tagini y Arolas y “Cornetín” de H. Manzi, entre otros.
El primer tranvía que atravesó Balvanera fue en Noviembre de 1871, el
Tranways Argentino de don Mariano Billinghurst, descendiente de Roberto, que le
dio el nombre a la calle que hoy conocemos, Segundas Bollini en aquella época.
Roberto fue el primer extranjero honrado
en 1811 con la naturalización argentina. Partía de Plaza Victoria, hoy de Mayo
y terminaba en San José de Flores.
La inauguración fue apoteósica
fiesta entre principesca y pueblerina, con una caravana de más de treinta
tranvías, banda de música y banderas, contando con la presencia del entonces
Presidente Domingo Faustino Sarmiento
Contaba con una estación en la
avenida Rivadavia, entre la antes citada Segunda Bollini (Billinghurst) y Sadi Carnot (hoy Mario Bravo), con salida por Piedad (hoy Bartolomé Mitre), donde se levanta, donde se levanta el Colegio
Nacional Mariano Moreno.
La otra importante compañía de
tranvías pertenece a Federico Lacroze, quien inaugura el Servicio de Pompas
Fúnebres en Tranvía, que partía de Centro América (hoy Pueyrredón ) y
Corrientes, hasta el Cementerio de la Chacarita; en el primer coche iba el difundo y en
otro los afligidos deudos, en un viaje por descampado hasta el Cementerio.
Los hermanos Lacroze Federico
Lacroze 1836 y Julio Lacroze 1838,
fueron otros empresarios de tranvías,
inauguraron el tranvía a caballo desde la Casa de Gobierno hasta Plaza Once
Julio estudió Ingeniería en
Francia, al regreso planteó al Gral. Mitre la novedosa solución de los
tranvías. En 1862 obtiene de la Municipalidad la concesión para implantar en la
ciudad los primeros coches arrastrados por caballos. Comenzaron a circular en
1870 desde Retiro a Plaza Once de Septiembre, por Cangallo a la ida y por
Piedad (Mitre) al regreso, así estaba concertado con el Colegio San José, para
los alumnos.
Según el censo de 1887 la ciudad
contaba con 443 mil habitantes, incluyendo los recientes incorporados barrios
de Flores y Belgrano, contando con 149 kilómetros de
vías, 227 coches arrastrados por 3797 caballos, transportando en el año más de
36 millones de pasajeros.
También en 1869 los hermanos
Méndez obtienen en concesión una tercera línea, que va desde Veinticinco de
Mayo y Cuyo (hoy Sarmiento), hasta Centro América, cerca del Ferrocarril
Oeste..Con muy modestos recursos la cenicienta
de las líneas, disponía tan sólo de una vía para ir y otra para regresar
y sólo dos coches. Para mayor economía eliminan el guarda e instalan una
alcancía para recaudar el dinero de los pasajes, amargo fue el despertar,
cuando en las alcancías aparecieron chapitas, botones, discos de lata, puchos,
y muy de tarde en tarde una moneda de curso legal, cuanto más económico hubiera
resultado el guarda…
Con la parición de los
inspectores para controlar los pasajes, se produjeron cuantiosos entredichos
con el pasajero que en muchos casos, mirándolo de arriba abajo lo rechazaban
con un “no se me dá la gana”, como recuerda Borges… “la presencia del inspector
implicaba desconfianza sobre el pasajero” y no faltó un compadrito que
introduciéndose el boleto en en la parte más íntima de la indumentaria
masculina, desafiaba al inspector para
que se animara a sacarlo de allí, así se sucedían peleas que obligaban a la
detención del tranvía y hasta la intervención policial.
Paulatinamente hacia fines del
siglo XIX fueron desapareciendo los pintorescos tranvías a caballo, para dar
paso a los tranvías eléctricos, pero eso es motivo de otro tango
Fuente Los Tranvías de Buenos
Aires Gonzalo Podestá Aquilino
Revista Todo es Historia Nº
18 1968
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