viernes, 29 de junio de 2012

Informe académico 5


                                           EL TEATRO DORIA             
                                                           
                                                                                         Edgardo José Rocca

     Uno de los teatros más antiguos del Barrio de Balvanera, fue el teatro Doria, el cual fue inaugurado el sábado 13 de agosto de 1887, en la calle Rivadavia 1026, de la antigua numeración, que corresponde a la actual, al número 2330, entre las calles Pichincha y Matheu, siendo antecesor del ya también desaparecido Teatro Marconi.
     Si bien no podríamos llamarlo teatro, ya que lo habían apoderado “el barracón” , poseía 10 palcos avant-scene, 29 bajos, 23 de balcón, 6 altos, 425 tertulias de platea, 70 altas, 76 asientos de paraíso, pudiendo vender 600 entradas a paraíso lo que completaba una capacidad apreciable de 1100 espectadores.
     Su nombre que lucía orgullosamente en el friso de la entrada, fue impuesto por su propietario, gran admirador del Almirante genovés Andrea Doria fallecido en 1560, que también tuvo un trasatlántico italiano con su nombre.
     Este fue uno de los primeros teatros ubicados en el radio de la periferia de aquellos tiempos, cerca de los Corrales de Miserere sobre el camino más conocido y transitado hacia el oeste.
     Casi totalmente dedicado a las compañías de segundo y tercer orden, con lo cual también se lo comenzó a llamárselo “el Colón del Oeste”, por familias que ocupaban los inquilinatos de las parroquias de Balvanera y San Cristóbal, al mismo tiempo que por escenario fueron puestos para un variado público, el sainete criollo con la recordada familia Podestá, operetas europeas, la zarzuela española, actos de grupos circenses trapecistas y algunos números deportivos como la denominada “Lucha Grecorromana” y el concurso de “levantamiento de pesas” , todos ellos muy festejados y concurridos en esos años por los habitantes de nuestra ciudad.
     Según dice Ricardo Llanes en el Recuerdos del Teatro Doria, en el diario La Prenda del 8 de diciembre de 1963, que: “El lugar, centro de la parroquia de Balvanera, guardaba para los italianos y porteños una fuerte e irresistible atracción…en los primeros, porque las obras que allí se representaban les traían tonadas, colores y modismos de los rincones napolitanos, milaneses, sicilianos, calabreses, etc. En los de Buenos Aires, porque el “galpón”, como algunos llamaban al Doria, se aplaudía a las figuras de la dramática gauchesca, y porque en la misma cuadra habían nacido dos personajes de mucho predicamento y significación en la política: Leandro N. Alem  Hipólito Yrigoyen, como alumno del Colegio San José”.
     Otro hombre concitaba el interés de los estudiantes era un sabio a cual le compraban los útiles y recibían con provecho alguna indicación sobre paleontología, fue su dueño Florentino Ameghino con su librería “El Gliptodonte”, instalada en Rivadavia 2339, frente al Teatro Doria.       
     A fines de 1890 los espectadores aumentaron con la presencia de los carniceros, peones y verduleros del Mercado Ciudad de Buenos Aires de la manzana de Pichincha Alsina, Matheu y Moreno cuyo propietario era David Spinetto, que se agregaron a los puesteros y consignatarios del Mercado Rivadavia de Martínez y Cossio inaugurado en 1882 en la esquina noroeste de Rivadavia y Azcuénaga.    
     El Teatro Doria contó con períodos de arte lírico en el que brillaron elencos dignos, pero asimismo se vio al Circo Anselmi que realizó una temporada en 1896. También contó con los Campeonatos de Lucha Grecorromana y entre otros espectáculos de diversos géneros, el de la Corrida de Toros con picador y banderilleros como así también las reuniones de carácter político que transformaban su escenario en tribuna. Se realizaba una competencia con el Teatro Goldoni”, llamado antes “Rivadavia” y finalmente en la actualidad “Liceo” que aún se encuentra en Rivadavia y Paraná.
-         2 –
     Las noches del 15, 16 y 17 de abril de 1896, sus paredes retumbaron con los cálidos aplausos y los gritos que despertaron a los concurrentes, los notables payadores el uruguayo Juan Nava y el inolvidable argentino Gabino Ezeiza, que se la recuerda como:
                                    Entre las buenas, amigo
                                    fue la más linda y brava.
                                    Allí no triunfó Gabino
                                    más tampoco venció Nava
                                    La cosa quedó en el aire
                                    Con dos manos apretadas.
     Pablo Podestá actúa el 22 de agosto de 1896 en este escenario, con la obra “Ituzaingó” del autor Abdón Aróztegui, y el 18 de febrero de 1900 con la producción “Justicia”, de Agustín Fontanella. Eran los tiempos en que al teatro Doria solían ir en verano la muchachada bien, que en invierno concurría a los Teatro Politeama y Odeón, los cuales alentaron a varios artistas de tal forma que luego pasaban a otros teatros que se encontraban en el centro porteño.
     Creemos que son bastante duras las apreciaciones de varios críticos e historiadores, pero en realidad el Teatro Doria contaba con 10 palcos avand-scene al precio de $ 6,oo, los palcos bajos $ 5,oo; palco balcón $ 4,oo; palcos altos $ 3,oo; tertulias de platea $ 1,50; tertulias altas $ 1,oo; asientos de paraíso $ 0,80, entrada a paraíso $ 0,50 y entrada a palco $ 4,oo . Estos importes en esos años no eran nada baratos.
     Tomando el “Censo Municipal de Buenos Aires de 1887”, observamos en las estadísticas complementarias de los meses de febrero a diciembre de 1887, que en el Teatro Doria se representaron: 5 operas cómicas, 2 zarzuelas, 1 baile, 3 espectáculos acrobáticos, 45 obras dramáticas, con un total de 56 funciones en las que actuaron 108 varones, 17 mujeres y presenciados por 41.820 espectadores.
     El Doria fue demolido en 1902 para edificarse al año siguiente, en el mismo solar, un nuevo local al cual se lo denominó Teatro Marconi en homenaje al ilustre científico italiano Guillermo Marconi, el cual pasó por esos años por nuestra ciudad. El Marconi     
    

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